Dejar tu base, cambiar los muebles y comodidad de tu apartamento por una maleta liviana y una laptop.

Hace año y medio que vivo en la paradisiaca playa de costeño, al norte de Santa Marta. Por destino de la vida, fortuna y propia elección decidí quedarme a vivir y trabajar en el hostal Bohemia Beach. ¿Por qué lo hice? Sencillo, paz mental.

¿Cómo definiríamos un hogar? Mas que una casa o un lugar con cuatro paredes para refugiarse de la lluvia. Me gustaría que lo viéramos como el lugar donde alguien esta esperando por ti. Claro, mi familia de sangre aun sigue en Santa Marta, esperan por mi igual, ¿Pero saben? Hay que admitir que en la vida creamos otros hogares.

Vivo donde trabajo, trabajo donde vivo, hay que tener cierto sentido de empatía de estar abierto a la interacción humana para que la sala de estar de tu casa sea un hostal. ¿Estas aburrido en tu habitación por que ya terminaste la ultima temporada de tu serie favorita? Vamos, baja las escaleras, siéntate en la barra o en algún sofá de la zona social y en menos de cinco minutos conocerás a alguien, probablemente de otra parte del mundo y que no hable tu idioma. Tal vez allí esta el amor de tu vida, futuros amigo de viajes, el sexo apasionado de playa que tanto busca, incluso tu siguiente jefe esta por allí, nunca sabes con quien estás hablando.

No lo busqué, la vida me lo trajo; Empecé haciendo mi trabajo, bar tender, ocupándome de mis cosas y conociendo el contexto del nuevo trabajo que había obtenido. Mas que centrarme en los huéspedes, cuya 80% de ellos, probablemente jamás vuelvas a ver. Me refiero a la calidad humana de los demás trabajadores con los cuales compartes día a día, en tu casa. Ya sea del equipo de mantenimiento, cocina, aseo y lavandería, recepción, administración o en el mismo bar, donde es mi área; Hay momentos en los que te das cuenta que estas hablando con alguien de tu familia, un primo, el nieto de mi abuelo que vive al lado, no sé, cuando lo vivas tendrás tus palabras para explicarlo.

Atardecer playero, mediados de Septiembre.

Luego de unos meses te das cuenta de que el lugar donde trabajar se vuelve parte de ti, en la manera más espiritual y de simbiosis playera que podría explicar. Esa disciplina empresarial y reglas laborales, se vuelve más en el sentido de pertenencia que tenemos de algo que nos pertenece y nos importa, así no la hayas comprado con tu dinero.  Ya no es mas trabajo, es tu vida, en la cual puedes tomar tus recesos laborales contemplando la inmensidad del mar.

Antes de irme responderé la pregunta inicial. Decidí vivir acá, porque, a comparación de otros lugares y hostales de la zona, esta playa es como una cuadra viva, en la cual sales a caminar por la avenida principal y seguramente encontraras alguna nueva historia que vivir. Y bueno, aquí en el hostal solo tenemos una fiesta a la semana, y sabes cuando es, lo que hace que el resto de la semana sea un lugar tranquilo, perfecto para estudiar, leer, trabajar desde tu laptop e inspirarte para escribir tu diario de viaje; Entonces al llegar la noche si quieres algo de fiesta, bueno, puedes ir a otro lugar y pasarla bueno. Música fuerte, parche, baile sudor, alcohol y otras sustancias. Pero sabiendo, que, al volver a casa, estarás en lugar tranquilo y perfecto para descansar.

Seguiré escribiendo sobre este tema, se siente bonito, nos leemos a la vuelta.